¿Cuáles son los traumas y problemas oculares en el trabajo presencial y remoto?

¿Cuáles son los traumas y problemas oculares en el trabajo presencial y remoto?

¿Cuáles son los traumas y problemas oculares en el trabajo presencial y remoto?

  • Tanto en el trabajo presencial como en el remoto se pueden llevar a cabo posibles accidentes que generen complicaciones en nuestra visión.
  • Se recomienda acudir de inmediato donde un médico oftalmólogo especialista en retina y traumas.
  • Alrededor del 40% de todos los pacientes que llegan por una consulta de emergencia ocular es por accidentes laborales.

Ante la reactivación económica, cada vez son más las empresas que están regresando a trabajar de manera presencial lo que implica que se ocasionen accidentes dentro de las jornadas laborales, incidentes que podrían afectar nuestra visión si no se tratan a tiempo. Sin embargo, las personas que continúan trabajando de forma remota también están expuestas a posibles complicaciones oculares.

“Nuestros ojos son órganos muy delicados y expuestos a cualquier tipo de accidente que los podría afectar incluso de forma irreversible si no se toman las medidas adecuadas de prevención. Por ello, es importante protegerlos en todo momento, en especial si se realizarán labores en sectores como construcción, minería, metalurgia, personas que trabajan con maquinarias que emiten proyectiles, entre otros. Se calcula que el 40% de emergencias oculares son debido a accidentes laborales”, precisó el Dr. Rodrigo Aranaespecialista en cirugía de retina, vítreo y trauma ocular de Oftálmica Clínica de la Visión.

Por ello, en el marco del Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo, el especialista comparte los traumas y complicaciones visuales que pueden ocurrir en un trabajo presencial y también en el trabajo remoto:

Traumas y accidentes en el trabajo presencial

Los traumas oculares son uno de los accidentes laborales más frecuentes que pueden afectar la visión. Existen 3 tipos de traumas oculares:

  • Traumas por contusión, los cuales se ocasionan por un golpe con un elemento contundente (por ejemplo, un martillo, una vara de hierro, entre otros) en la cavidad ocular. Estos no rompen el ojo y tampoco generan una herida abierta, pero deben ser tratados lo más pronto por un oftalmólogo para que vea la magnitud del golpe.
  • Traumas penetrantes, los cuales generan una rotura del globo ocular y están acompañados de una herida de entrada. A su vez, estos se dividen en traumas penetrantes con un cuerpo extraño intraocular (metales, piedras u otra partícula) y los que no tienen el cuerpo extraño. Por ejemplo, una piedrita o partícula de soldadura que cae al ojo y produce una herida de ingreso a este. Esto puede darse en trabajos como minería, construcción, jardinería, entre otros.
  • Traumas perforantes que se caracterizan por ocasionar una herida de entrada y de salida en el ojo. Se da en contextos similares a los traumas penetrantes, aunque con una mayor velocidad, generando una nueva herida de salida en el globo ocular. Además, pueden presentarse otras heridas en la cavidad orbitaria. Los trabajos más susceptibles de sufrir un trauma perforante son los que están en primera línea (policía, fuerzas armadas y bomberos) y en minería.

En caso ocurran estos traumas, lo que se debe hacer de inmediato es cubrir el ojo con una gasa o un elemento limpio, no intentar retirar el cuerpo extraño o lavar el ojo ya que puede complicar el diagnóstico. Luego, se recomienda llevar al paciente de inmediato con un médico oftalmólogo, de preferencia que sea especialista en retina y trauma ocular, quién revisará y ofrecerá el tratamiento más efectivo según la magnitud del accidente.

Complicaciones en el hogar

El trabajar desde casa también pone en riesgo la salud ocular ya que cualquier útil de escritorio, como grapas o lapiceros, pueden caer al ojo y provocar un posible accidente. A su vez, el Dr. Rodrigo Arana recomienda tener mucho cuidado con las caídas, cables sueltos y pasadizos con obstáculos ya que hoy en día las casas se han convertido en oficinas.

Una complicación que se está viendo en las personas que trabajan de manera remota es la fatiga visual por el uso constante de pantallas. Ante esa situación, se sugiere poner en práctica la técnica del 20-20-20-20, la cual consiste en que cada 20 minutos se mire por 20 segundos un punto a 20 metros de distancia (o lo más lejano que sea posible) y parpadeando suavemente 20 veces. El uso de gotas lubricantes formuladas también ayudará a evitar estas molestias.

Además, en estos tiempos se están empleando más que antes productos de limpieza como la lejía o el alcohol, por lo que se recomienda utilizar lentes protectores cuando se empleen estas sustancias para evitar cualquier salpicadura. Si ingresaran estos líquidos, se deben lavar por completo los ojos con abundante agua limpia y luego de ello, acudir cuanto antes donde un especialista oftalmólogo.

Recomendaciones finales

La mayoría de los accidentes se pueden prevenir, por ello es fundamental el uso de elementos de protección como las caretas o protectores faciales, lo cuales ya se vienen usando por la COVID-19. Otro producto también pueden ser las gafas protectoras de un material resistente, adecuado a la actividad que realice, que ayudará a evitar algún trauma o complicación oftalmológica.

Se sugiere también que los centros de trabajo que tengan a su personal laborando de forma presencial, realicen a sus colaboradores una evaluación oftalmológica completa. Este examen debe incluir la revisión de la agudeza visual pero también un fondo de ojo con dilatación para observar la retina. De ocurrir algún accidente, no olvidar ir de inmediato a un oftalmólogo ya que podría ocurrir una pérdida de la visión de manera permanente o incluso una pérdida de la anatomía del globo ocular.

Finalmente, es importante destacar que los centros de atención visual, están atendiendo bajo rigurosos protocolos de bioseguridad para cuidar la salud de los pacientes. Para agendar una atención presencial o teleconsulta pueden ingresar a www.oftalmicaperu.com y hacer clic en Oftálmica Online.

Fuente: Revista Economía