Tras la propagación del COVID-19 en el mundo y en nuestro país, se han generado distintos cambios en diversos sectores, siendo el rubro de la salud uno de los que más modificaciones ha tenido. La pandemia y el propósito de cuidar más que nunca el bienestar de los pacientes, ha tenido como consecuencia que la mayoría de centros de salud incluyan servicios médicos a distancia gracias a la tecnología. Además, que se implementen rigurosos protocolos de bioseguridad para las atenciones presenciales.
Siendo así, una de las ramas de la medicina que ha evolucionado con la llegada del coronavirus es la oftalmología. Para el Dr. Gerardo Arana, Director Médico de Oftálmica Clínica de la Visión, dentro de la especialidad de la oftalmología se ha visto una oportunidad de poder ampliar las atenciones bajo dos servicios de salud que brindan un diagnóstico, tratamiento y seguimiento al paciente: la teleconsulta y atención presencial.
La teleconsulta, un servicio de salud
La teleconsulta es considerada un servicio de salud a distancia entre un profesional médico y el paciente mediante el uso de las TIC (Tecnologías de la Información y de la Comunicación), con fines de prevención, diagnóstico, tratamiento, recuperación, entre otros. Por esta vía se pueden resolver enfermedades oftalmológicas leves, como por ejemplo inflamaciones en los párpados, blefaritis, chalazión, orzuelo y conjuntivitis alérgica. Además, brinda la posibilidad de hacer seguimiento a los pacientes que padecen de patologías oculares crónicas, como el glaucoma y el ojo seco, pero que estén bien controladas.
Protocolos en atenciones presenciales
En caso un paciente requiera una consulta presencial, se le atenderá siguiendo rigurosos protocolos de bioseguridad. Cuando la persona asista a su cita, se le medirá la temperatura antes de ingresar al establecimiento, se le invitará a lavarse las manos, a desinfectar sus zapatos y se le otorgará una mascarilla en caso no la tenga. El personal médico vestirá EPP (equipo de protección personal) en todo momento, se han instalado sistemas para ventilar los ambientes, las consultas y procedimientos son más espaciados para evitar aglomeraciones y se hace una desinfección completa de espacios luego de cada atención, examen y cirugía.
Nuevas manifestaciones y cuidados oftalmológicos
Adicional a estos dos servicios de salud, imprescindibles para la evaluación y tratamiento de distintas patologías oculares, están las complicaciones y cuidados oftalmológicos que se han tenido que agregar a la rutina diaria para protegernos y evitar el contagio por COVID-19. Hoy en día, las personas están más propensas a presentar inflamaciones oculares, como conjuntivitis irritativas, por las constantes desinfecciones de superficies y alimentos.
A su vez, el teletrabajo y las clases virtuales también han ocasionado que estemos más tiempo frente a pantallas. De acuerdo a un estudio de Datum Internacional, los peruanos pasan hoy conectados a internet cuatro horas y cuatro minutos diarios aproximadamente, aumentando 36 minutos frente a un análisis previo a la pandemia. Ese panorama ha desencadenado que más pacientes padezcan de fatiga visual y ojo seco presentando síntomas como dolor de cabeza, irritación ocular, ojos rojos y picazón.
Además, se ha demostrado que el virus de la COVID-19 puede ingresar por los ojos. Por eso se han agregado algunos cuidados adicionales como proteger la visión con el uso de lentes grandes o protectores faciales, no tocarse los ojos, desinfectar los anteojos antes y después de salir a la calle y principalmente, lavarse las manos con agua y jabón como mínimo 20 segundos.
Finalmente, es importante destacar que incluso estando en época de pandemia se debe realizar una visita anual a un médico oftalmólogo. Si se tiene alguna complicación ocular nueva o previa, con mayor razón recomendamos priorizar una revisión. Hoy se han implementado alternativas de salud para la necesidad de cada paciente que además siguen rigurosos protocolos de bioseguridad.
Fuente: Diario Médico