EL DOCTOR CARLOS SIVERIO ZAFFIRIO ES PARTE IMPORTANTE DE LA HISTORIA DE LA OFTALMOLOGÍA EN NUESTRO PAIS. EN ESTA ENTREVISTA NOS CUENTA, CON MUCHA MODESTIA, ALGUNOS DE LOS TANTOS APORTES AL DESARROLLO DE LA MEDICINA, SUS AFICIONES Y SU SENTIR FRENTE A ALGUNOS RECONOCIMIENTOS EN LA OFTALMOLOGÍA NACIONAL.
Hace algunos años el Congreso lo condecoró por la labor humanitaria que usted realizó ¿cuál fue esa labor?
Al Doctor Izquierdo y a mí. El motivo por el cual nos dio esta distinción, en ese tiempo el Doctor Gonzales Posadas. Dos años antes estaba de presidente Alan García quien hizo un programa que se llamaba 40 mil operaciones de cataras a personas sin recursos. En ese tiempo, yo era Presidente de la Sociedad de Oftalmología y se hizo el programa y entraron hospitales de todas partes. Duró un año. Traían en buses a los pacientes de provincia. El número 40 mil lo hizo el doctor Velasco, quien era director del INO, lo hizo en el congreso. Y puse a disposición los médicos de la Sociedad. Solo operábamos. Todos los insumos los puso el gobierno. El Congreso también hizo su campaña, apoyamos. Por eso fue la distinción.
Pero su labor humanitaria no solo se limitaba a eso…
Aparte de eso hemos hecho durante 30 años campañas permanentes de prevención de ceguera. Nuestro punto principal era la provincia San Martín. Nuestra sede principal era Tarapoto. En el año 76, más o menos. No había oftalmólogos allá. Cuando sabían que iban a ir oftalmólogos la cola daba la vuelta a la manzana. Fuimos a operar a Lamas y a las 3 am aún no terminábamos de operar. Nos atendieron bien. Una revista canadiense «Selecciones» nos menciona en uno de sus reportajes.
¿Cómo nace su vocación de ayuda?
Si uno se motiva a estudiar medicina es porque quiere curar pero después va tomando el sentido social y se prepara en los hospitales donde se ve la necesidad de las personas. Eso lo va formando a uno. La medicina debe ser así, desear la salud del prójimo, el resto no interesa.
¿De dónde proviene esa vena de oftalmólogo?
Siempre me gustó la cirugía fina. Por eso, o era el oído o los ojos, y me incliné por la oftalmología. Soy el único médico de la familia.
¿Sus hijos no le han seguido los pasos?
Mi hijo. También trabaja acá (Clínica Oftálmica). Yo jamás le dije que fuera médico y menos oftalmólogo. Yo no supe que iba ser oftalmólogo hasta que él era médico. Porque eso de decirle qué estudiar no es. Pero sí contaba los casos que me pasaba, las anécdotas, hasta que un día me dijo que quería estudiar medicina. Estudió medicina, y un día nos fuimos de paseo al norte y junto al bungaló nuestro se alojó un médico y le preguntó a mi hijo qué especialidad pensaba seguir y allí me entero que quería la oftalmología. Esa noche tuvimos una gran cena.
Con su experiencia, ¿qué fue lo que le aconsejó en el camino a su formación?
Lo que siempre le dije fue que sea honesto y que le ponga calidad a lo que hace. La oftalmología es una actividad quirúrgica de ciencia.
Hubo un avance importante en la oftalmología con la ciencia hasta hoy ¿cómo se acopló a ese rápido avance?
Eso nos ha vuelto locos. Desde que yo empecé a operar cataratas hasta ahora hemos tenido que cambiar cuatro veces de técnica. Cada cambio ha significado dos años de entrenamiento. Cuando recién se operaba cataratas había que abrir medio ojo, meter una pinza y con eso sentir que ya había agarrado la catarata y la jalaba. Después, una semana el paciente echado, cocido con hilo de seda. Esas fueron las primeras técnicas. Después vino la extra capsular. Siempre se abría medio ojo y con una agujita se rompía la cápsula de cristalino y a través de eso con una contrapresión salía la catarata pero la bolsita sostenía el humor vítreo, la cosa era un poco más segura. Después tuvimos el lujo de operar con los mejores cirujanos del mundo con el plan Orbis durante una semana. A través de eso fuimos mejorando la técnica con la ayuda de los lentes intraoculares; y luego ya vino la famosa facoemulsificación, que es la que se usa ahora y dos años más de entrenamiento.
¿Cómo fue que fundó la Clínica Oftálmica?
Es una sociedad anónima, somos tres socios. Pasaba una cosa, hace 23 años era muy difícil comprar equipos porque eran costosos. Los colombianos nos dieron el ejemplo porque 11 cirujanos se asociaron para comprar un equipo costoso. Fue así que formamos el nuestros entre tres, dividimos el gasto ente tres y así pudimos levantar la empresa. Lo que nos ha inducido mucho es el costo de los equipos porque cada tres años se renuevan.
¿La docencia es una de sus pasiones?
Sí, eso crea una gran ascendencia con los alumnos. Prácticamente no son profesores y alumnos, son maestros y discípulos, quedan muy ligados.
¿Cómo le fue en plano familiar, se casó joven o después de estudiar la carrera?
Me casé a los 28 años, estaba en el tercer año de la residencia.
¿Cómo conoció a la persona con la que compartió su vida?
La conocí cuando tenía ocho años, éramos vecinos. Ella vivía a dos cuadras de mi casa y yo la veía pasar con su maletón al colegio. Soy cuatro años mayor. Me fui a estudiar medicina a España en el año 59. Mi hermana fue amiga de mi esposa y me enviaba fotos de ella con fiestas en mi casa. Cuando regresé empezamos a salir y después de cinco años nos casamos.
¿Cuántos hijos tuvieron?
Dos hijos y cinco nietos. El mayor tiene 18 y el menor tres o cuatro meses.
¿Qué afición tiene además de la oftalmología?
Soy aficionado a la música y mi nieto se interesó en esa afición mía. También me gustan las décimas (estrofa constituida por 10 versos escritos poéticamente) y he escrito algunos de esos. Allí se puede decir muchas cosas. Estamos haciendo un poemario con las décimas.
¿Y Ud cómo cultiva esas aficiones?
Tengo un grupo de música con la que toco. Mis décimas tienen un corte humorístico con respecto a la música también. Las décimas se prestan para hacer comentarios de actualidad.
¿De donde cogió el amor por el arte y la música?
Mi madre tocaba muy bonito el piano. Yo toco piano y la guitarra. Con mi grupo de amigos de música nos juntamos todos los jueves. Llegamos a ser 22 y se ha reducido. La mayoría eran médicos. El grupo se llama «Orquesta de pulso y púa Ciudad de Lima», porque solo tocamos instrumentos que se pulsan como la guitarra y que se pulsan como la mandolina. Hemos tocado en un montón de sitios. Hay videos en Youtube. El que era muy aficionado y siempre nos invitaba era monseñor Federico Richter Prada de Ayacucho, era obispo y franciscano. La sacristía de Ayacucho tenía una acústica linda. Tocamos clásicas y de todo, criolla también.
En estas últimas semanas a un departamento del Instituto Nacional de Oftalmología le pusieron su nombre, ¿qué siente frente a esa distinción?
Fui director adjunto de INO, en algún momento. El reconocimiento es el resultado de los que han sido mis discípulos y ahora son los jefes de los servicios. Los aportes fueron muy importantes por entonces… si le contara. Nosotros formamos el banco de ojos en el INO que es del Ministerio. No había. Se hizo para hacer trasplantes. Fui compañero de colegio del hijo de Velasco y era la época de Velasco. Su papá nos ayudó, después de un sustento, para hacer una declaración suprema para crear el Banco de Ojos solo en centros del Ministerio y Seguridad Social. A los 15 días salió el decreto.
Sus aportes fueron muchos e importantes para la oftalmología del país…
Fui a Florida para ver cuestiones para hacer los trasplantes de córnea. En Florida había un biólogo que fue el que inventó los líquidos para mantener la córnea viva durante varios días. Yo trabajaba con él y conseguí la fórmula a base de ceviches. Me dio la fórmula completa y la traje y hasta ahora está acá. Eso nos evitó los líos porque en ese tiempo se sacaba los ojos completos. Ahora solo se saca la córnea y con el líquido dura. Eso nos puso muy a la punta y le proveíamos de remedios a Chile y Ecuador. Los gringos ya no mandaban de los bancos las córneas. Entonces conseguimos córneas acá. Se sacaban más de 30 al mes. Los otros países se quedaron atrás. Al poco tiempo, me nombran director médico para la Asociación Panamericana de Banco de Ojos para Sudamérica. iUy! si le contara más…
Fuente: Diario Médico