De acuerdo al reporte -que toma en cuenta más de 30 distritos de Lima-, la tercera parte de los encuestados (36%) padece de complicaciones o problemas oculares desde hace muchos años. Siguiendo esa línea, aproximadamente 1 de cada 4 de ellos (26%) presenta con frecuencia alguna afección oftalmológica (21% señala “siempre” y un 5% “muchas veces”).

Lo sorpresivo es que parece ser que los problemas visuales son los más recurrentes en los residentes en la capital, siendo estos males más frecuentes que las complicaciones respiratorias y digestivas.

Respecto a los grupos poblacionales, un 67% de los limeños mayores de 55 años asegura padecer una afección oftalmológica con regularidad y más de un tercio sufre siempre de un problema visual. En los grupos de menor edad la prevalencia baja: en personas entre los 35 y 54 años dicho porcentaje baja a 42%, y entre 26 y 34 años, la cifra llega 14%.

Cabe destacar que el 55% de los afectados se encuentra atendido por un especialista oftalmólogo, siendo las enfermedades refractivas (uso de lentes por miopía, astigmatismo, presbicia, hipermetropía, entre otras.) los principales problemas visuales presentes.

Hay que destacar que casi el 100% de los encuestados está de acuerdo que mantener una buena salud visual es prioridad. No obstante, el 77% opina que poco se sabe sobre el correcto cuidado de la visión y que hay poca información al respecto.

–Recomendaciones–

El Dr. Carlos Siverio Llosa, de Oftálmica Clínica de la Visión, sostiene que el cuidado de la salud visual varía dependiendo la edad. Por ejemplo, es normal que un recién nacido desvíe un poco la vista, pero si esto continúa después de los primeros seis meses, puede que se deba a ciertas enfermedades.

“A un niño ya se le puede llevar a un oftalmólogo a partir de los 3 años para un chequeo. A esta edad se le puede diagnosticar y tratar a tiempo el llamado ojo perezoso, por el cual un ojo no tiene buena visión. Pasado este período, ya es más complicado revertir el problema”, explica Siverio.

El especialista recomiendo luego realizar un chequeo oftalmológico cuando el niño tenga 6 años. Si no presenta complicaciones, las evaluaciones deben ser cada dos años, hasta llegar a los 40. Ya a esta edad se debe realizar nuevas pruebas para descartar enfermedades más severas, especialmente si es que el paciente tiene o tuvo familiares con glaucoma. Pero a partir de los 75 años ya es conveniente hacerse un chequeo anual, ya que en esta etapa aumenta drásticamente la frecuencia de enfermedades como cataratas o problemas de mácula.