Por Dr. Gerardo Arana, médico oftalmólogo. Cuando se consumen cigarrillos, los residuos comienzan a acumularse, favoreciendo a la formación de drusas (estancamientos de las sustancias de deshecho).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que, en el mundo, hay alrededor de 1,300 millones de consumidores de tabaco. Lamentablemente, este producto es sumamente nocivo, pues reduce la esperanza de vida, produciendo 8 millones de muertes cada año, debido a que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, cáncer y patologías respiratorias crónicas.
Fumar también afecta la salud visual, por ejemplo, según un estudio brasileño publicado por la revista médica Psychiatry Research, 20 cigarrillos al día pueden causar una pérdida general de la visión del color, pues sus componentes tóxicos disminuyen la capacidad para diferenciar contrastes. Estas sustancias también irritan la superficie ocular, produciendo ojo seco, lo que causa síntomas como ojos rojos, ardor y picazón. Sin embargo, este es el menor de los problemas que ocasiona.
El tabaco puede conducir a la ceguera, ya que, en el caso de los pacientes diabéticos, aumenta las probabilidades de sufrir una retinopatía diabética, lo cual ocurre cuando se dañan los vasos sanguíneos que se encuentran en la retina. Además, puede ocasionar uveítis, una inflamación de la capa intermedia de la pared ocular —llamada úvea—. Si esta no se trata a tiempo, puede llevar a la pérdida de visión.
También es un factor de riesgo para el glaucoma, enfermedad que daña el nervio óptico, y duplica la posibilidad de padecer degeneración macular relacionada con la edad (DMRE) o maculopatía, patología que afecta a adultos de la tercera edad (frecuentemente, a aquellos mayores de 60 años). Para 2030, la OMS proyecta que 243,3 millones de personas sufrirán de DMRE.
La maculopatía es producida por un daño en una parte de la retina llamada mácula. Así, se pierde la visión central; sin embargo, la visión periférica (hacia los laterales) funciona con normalidad. Entre los síntomas iniciales, se puede percibir un deterioro en la calidad visual. Al principio, la persona necesita más luz para poder ver. Posteriormente, tiene dificultad para leer las letras más pequeñas y diferenciar la intensidad de los colores. Por ejemplo, el gris y el azul oscuro podrían no distinguirse adecuadamente. En un estadio más avanzado, comienza a ocasionar distorsiones. Por eso, las líneas rectas del piso podrían percibirse como onduladas.
¿Por qué el tabaco afecta a la mácula y acelera el envejecimiento ocular?
A través de los vasos sanguíneos, se transporta la sangre, la cual lleva nutrientes y oxígeno al organismo. Esto ayuda a que las células puedan realizar sus diversos procesos metabólicos. Las células necesitan recibir esas sustancias, utilizarlas y excretarlas fuera del ojo. Sin embargo, cuando se consumen cigarrillos, los residuos comienzan a acumularse, favoreciendo a la formación de drusas (estancamientos de las sustancias de deshecho). Así, se afecta la oxigenación del ojo, causando que la mácula se adelgace.
Esta situación puede afectar tanto a las personas que consumen cigarrillos como a quienes están expuestos al humo de estos (fumadores pasivos).
¿Cómo se trata la DMRE?
Existen dos tipos de maculopatía y ambos pueden llevar a la ceguera:
- Seca: La Academia Americana de Oftalmología indica que, aproximadamente, 8 de cada 10 personas 8 de cada 10 personas con DMRE poseen la maculopatía del tipo seca, la cual causa una pérdida lenta de la visión. Aún no existe cura para este tipo de DMRE. Por eso, lo que se hace en estos casos es enlentecer el progreso de la enfermedad.
- Húmeda: Esta forma de maculopatía es más grave y se caracteriza por presentar sangrados, por lo cual la pérdida de la visión es rápida. Si bien antes no había forma de tratar este tipo de DMRE, actualmente, con una atención oftalmológica inmediata, se pueden inyectar sustancias al ojo que ayuden a secar las hemorragias y recuperar la visión.
Recomendaciones para prevenir la DMRE
Para prevenir la maculopatía, además de no fumar, se debe:
- Tener una dieta balanceada, evitando el consumo de comida chatarra pues esta no aporta nutrientes a las células del ojo.
- Conocer si sus padres o abuelos han tenido DMRE, ya que esta enfermedad también tiene un factor genético.
- Hacer actividad física.
- Realizarse controles oftalmológicos anuales si se tienen más de 55 años.
- Asistir a sus evaluaciones médicas en caso de presentar hipertensión o diabetes, pues estas enfermedades alteran los vasos sanguíneos.
Fuente: RPP Noticias