Ante la propagación del coronavirus se recomienda desinfectar todo objeto que ingrese al hogar para evitar elevar la cantidad de contagios. Esta limpieza debe hacerse con una solución química alcalina que consiste de hipoclorito de sodio (lejía) diluido en agua, de tal forma que neutralice el virus. Pero, ¿qué sucede si esta sustancia salpica a nuestros ojos?
“En estos meses de confinamiento es común ver más seguido quemaduras químicas en los ojos por lejía u otras sustancias, estos tipos de incidentes corresponden entre un 8 a 18% de todos los traumas que se suelen presentar en relación a la visión. El nivel de los síntomas que sienta el paciente va a depender del tipo de químico, la concentración, la superficie de contacto, la duración y el grado de penetración”, precisó el Dr. Juan Carlos Corbera, especialista de Oftálmica Clínica de la Visión.
Usualmente las quemaduras oculares pueden ser por compuestos ácidos, como el líquido de la batería de los autos o refrigerantes y también por quemaduras alcalinas, como la soda caustica, lejía, etc. Las lesiones del primer tipo de solución se detienen con mayor facilidad, sin embargo, una salpicadura de lejía en los ojos es más peligrosa. Si este líquido no es retirado en los primeros minutos va a continuar dañando la visión y penetrando estructuras más profundas del ojo, llegando a generar en casos más graves ceguera.
¿Qué hacer ante la emergencia?
El especialista señaló que de ocurrir un incidente lo primero que deberá hacer el paciente es colocarse debajo de un chorro de agua fría durante 20 minutos. Se recomienda abrirse los párpados lo más que se pueda, para que irrigue profusamente el ojo. Luego de ello, se sugiere que la persona pueda acudir a un centro médico para que un oftalmólogo complete el lavado, evalúe el grado de la quemadura y brinde la prescripción médica respectiva.
En el caso del alcohol en gel que actualmente es usado para el aseo, también se ven casos de quemaduras oculares de menor amplitud por tocarse los ojos con restos de esta sustancia en las manos. Esto generaría una irritación de bajo nivel, siendo menos grave que el contacto de los ojos con la lejía.
Finalmente, el Dr. Juan Carlos Corbera recomendó que las diluciones de agua y lejía sean bajo las cantidades preestablecidas ya que si se hacen soluciones más concentradas y se sufre de una salpicadura producirá daños severos en la visión. Además, durante la manipulación doméstica de estos líquidos se sugiere utilizar lentes de protección para prevenir algún percance oftalmológico.
Fuente: La Prensa