El Dr. Berrospi, a Los 14 años ya demostraba su tenacidad al ayudar a su padre sastre, a repartir telas. Pudo ser un buen neurocirujano pero al cuarto año de medicina se enamoró de la oftalmología, que ganó un excelente profesional. Pudo hacer carrera en EE.UU. pero el amor por su familia lo trajo de vuelta al Perú después de una exitosa formación como oftalmólogo especialista. Hoy es gerente general de la Clínica de la Visión Oftálmica y no se arrepiente de nada. Aquí un poco mas de su vida.
¿Cómo lo llamaban en la infancia, por qué?
De muy niño me decían chino, tal vez por ser diferente de mis hermanos mayores. Ahora solo me dicen Ruben a pesar que mi primer nombre es Amado.
¿Cómo nació esa vocación por la medicina?
En mi familia no había habido médicos y me interesó ser uno desde que estaba en el Colegio Guadalupe. Deseaba en ese entonces ser neurocirujano y postulamos más de 1,500 en la Universidad de San Marcos una de las pocas en ese entonces, e ingresamos 158. Recién empezó mis deseos de la especialidad cuando estábamos en cuarto año de Medicina, cuando hicimos la rotación de Oftalmología. Eso me cautivo desde un inicio. Me gustó la pulcritud de la especialidad, el hecho de ser fundamentalmente quirúrgica con matices de medicina y el ayudar a los pacientes a ver
¿Desde entonces no paró con la oftalmología?
Me avoqué a dedicar mi tiempo libre a estar al lado de profesores eminentes de esa época: Dr. Quiroz Haro, Dr. González del Aguila, e incluso cuando hice mi internado y tuve rotaciones por Oftalmología en el Hospital Militar. Por mi deseo de hacer bien las cosas viajé a USA donde estuve casi 10 años e hice mi especialidad en la Universidad de Boston con énfasis en el segmento anterior del ojo, es decir transplantes de córnea, catarata y glaucoma. De los 158 de mi promoción de medicina en San Marcos que fuimos a Estados Unidos regresamos al Perú solo 2 y regresé por que añoraba a mi familia, especialmente a mi padre por el apoyo que me había brindado siempre y para enseñar lo que había aprendido en los Estados Unidos. Empecé en el Hospital Rebagliati y enseñé Oftalmología en la Universidad de San Marcos y aún sigo haciéndolo, por casi 40 años. Fui el primero en hacer trasplantes de córnea en el Hospital Rebagliati de EsSalud, donde realicé más de 500 trasplantes en 32 años y me retiré satisfecho de haber dejado un grupo de médicos que han seguido este tan lindo camino que es la restauración de la visión en pacientes casi ciegos.
¿Qué es lo que más recuerda de su formación académica?
Lo que más recuerdo es la necesidad de hacer la especialidad. Cuando fui a los Estados Unidos estaban llegando de vuelta todos los médicos que estuvieron en la guerra de Vietnam y era muy difícil conseguir residencias en Oftalmología porque lógicamente preferían a los nacidos en USA, y me costó más de tres años conseguir una vacante en la Universidad de Boston, entonces con intensidad hacia las rotaciones y no miraba la hora, yo siempre estaba disponible.
¿De poder retroceder el tiempo que haría diferente o mejor?
No estoy arrepentido de nada, las satisfacciones obtenidas en mi especialidad me han hecho feliz, tuve un matrimonio de película e hijos que ya son profesionales, casados y nietos que son maravillosos, lo único, algo natural en la vida, es que todos son independientes y que viven fuera pero tengo la satisfacción de verlos con frecuencia.
¿A qué le tiene miedo?
Creo que a lo único que tengo miedo es a quedar ciego, lo veo en mis pacientes que es lo que más les preocupa y debe ser muy triste no poder ver a la familia, la naturaleza, al mundo aun con sus imperfecciones.
¿Qué rasgo es el que más te define?
Creo que soy tenaz, siempre creo que hay que hacer las cosas.
¿Cuál es el hábito que has querido cambiar y le ha costo o no ha podido?
Tal vez en adaptarme al futuro que llega más pronto de lo que quisiera y me es difícil estar con lo tecnológico. Lo hago pero tengo una envidia sana de querer hacer las cosas como a los jóvenes que es para ellos lo más natural del mundo. Tenía un gran amigo oftalmólogo, era un excelente cirujano de cataratas, pero cuando llegó el microscopio y las nuevas técnicas quirúrgicas no se pudo adaptar, los años le habían ganado.
¿Recuerdas cuál fue tu primer trabajo?
Mi padre fue sastre y después comerciante de telas, desde los 14 años trabajaba con él, recibía pedidos, los recopilaba y los distribuía en mi bicicleta a través de Lima, Breña, Jesús María y los distritos aledaños al Cercado de Lima.
¿Qué ha sido lo más difícil de gestionar una compañía enfocada en la salud visual?
Oftálmica este año cumple 25 años de atención ininterrumpida dando servicio ético y de calidad, creo que es fácil hacer las cosas bien, pero requiere que tengas una base de educación familiar fuerte y convicciones morales que recibes solo de tus padres. Nosotros hemos sido el primer grupo de médicos en juntarnos para dar este tipo de servicios médicos, antes la atención era individual, pero era uno solo el que manejaba las cosas a nivel personal. En un inicio los colegas no nos auguraban éxito, pero…Hemos crecido lentamente pero bien, lo cual demora, pero no tenemos apuros, ya somos los que damos servicios de calidad y creo somos los mejores.
¿Qué es lo que más valora de las personas?
Lo que más valoro es la amistad, junto con la ética adecuada y la honradez. Un valor importante en mi es apoyar a quien lo necesita y lo merece, nunca dejaré de estar satisfecho . He sido Rotario activo y aun lo soy de corazón.
¿Qué frase es la que más usa?
No tengo, creo, una frase cliché pero seguir siempre adelante es bueno.
¿Qué es lo que más odia de las personas?
Que no sean leales a la amistad.
Fuente: Diario Médico