El 29 de septiembre se conmemora el Día del Corazón, una fecha que nos invita a reflexionar sobre la salud cardiovascular y su impacto en el bienestar general. Más allá de los efectos evidentes en el corazón, es importante conocer cómo un infarto puede afectar otros órganos vitales, como los ojos, y la importancia de tomar medidas para proteger la visión tras un episodio cardíaco.
De acuerdo con la Academia Americana de Oftalmología, el ojo es el único órgano del cuerpo que permite a los médicos observar directamente el funcionamiento de los vasos sanguíneos, nervios y tejido conectivo sin necesidad de realizar procedimientos invasivos.
Por esta razón, los oftalmólogos suelen ser los primeros en detectar problemas de salud, como la hipertensión, niveles elevados de colesterol y accidentes cerebrovasculares, entre otros.
Durante un infarto cardíaco, el flujo sanguíneo se interrumpe debido a un bloqueo en las arterias coronarias, lo que afecta no solo al corazón, sino también a otros órganos vitales, incluidos los ojos.
Según el Dr. Gerardo Arana, especialista de Oftálmica Clínica de la Visión, «la retina, que necesita un suministro constante de sangre rica en oxígeno para funcionar correctamente, puede sufrir daños por la reducción del flujo sanguíneo. Esto puede llevar a condiciones como la retinopatía isquémica o el edema macular, afectando negativamente la calidad de la visión».
Patologías oculares tras un infarto cardíaco
Es crucial que los pacientes que han experimentado un infarto cardíaco estén atentos a cualquier cambio en su salud ocular, ya que estos pueden ser indicativos de problemas más graves que requieren atención inmediata. A continuación, se presentan algunas de las patologías oculares que pueden surgir tras un infarto cardíaco:
Retinopatía isquémica: Esta condición se produce cuando el flujo sanguíneo a la retina se ve afectado, lo que puede provocar pérdida de visión. Es común en pacientes con enfermedades cardíacas.
Edema macular: La inflamación de la mácula, la parte de la retina responsable de la visión central puede resultar de problemas circulatorios derivados de un infarto.
Hemorragias retinianas: Un infarto puede aumentar el riesgo de hemorragias en la retina, afectando la visión de manera temporal o permanente.
Neuropatía óptica isquémica: La falta de suministro de sangre adecuado al nervio óptico puede causar una pérdida súbita de visión.
Síntomas para tener en cuenta
Los pacientes que han sufrido un infarto cardíaco deben estar alerta a cualquier cambio en su visión, incluidos:
– Visión borrosa o distorsionada.
– Pérdida súbita de visión en uno o ambos ojos.
– Manchas o puntos oscuros en el campo visual.
– Dificultades para ver en condiciones de poca luz.
Recomendaciones para los pacientes
Control regular: Los pacientes con antecedentes de infarto cardíaco deben someterse a exámenes oftalmológicos regulares para detectar problemas a tiempo.
Estilo de vida saludable: Mantener una dieta equilibrada, hacer ejercicio regularmente y dejar de fumar puede ayudar a mejorar la salud ocular y cardiovascular.
Control de factores de riesgo: Mantener bajo control la presión arterial, el colesterol y la diabetes es esencial para prevenir complicaciones oculares.
Consulta médica inmediata: Ante cualquier cambio visual, se debe buscar atención oftalmológica de inmediato.
Fuente: Andina