Entre el 2001 y 2010 se diagnosticaron 300 mil casos de cáncer en niños menores de 15 años, según estudios realizados por la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) en 68 países. La investigación también señala que en el caso de niños menores de 5 años, los tipos de cáncer más frecuentes son tumores como el Neuroblastoma y el Retinoplastoma, este último se trata de un cáncer ocular que en la mayoría de los casos puede provocar la pérdida del ojo afectado.
El Dr. Carlos Siverio Zaffirio, especialista de Oftálmica, Clínica de la Visión, señaló que se trata de un tipo de cáncer ocular agresivo y muy frecuente en el país entre niños de 2 a 4 años. “este es un tipo de cáncer muy peligroso porque se corre el riesgo de que las células cancerígenas del ojo se trasladen al cerebro a través del nervio óptico, por ello es importante detectarlo lo más temprano posible”, indicó el Dr. Siverio Zaffirio.
El especialista señaló además que las causas de estas patologías se desconocen; sin embargo, es posible que los hijos hereden la condición de sus padres. Por ello, es importante que los niños con antecedentes de Retinoblastoma se sometan a exámenes periódicos de los ojos desde una edad temprana; del mismo modo, los hermanos de un niño con esta patología deben ir al oftalmólogo para hacerse exámenes en intervalos regulares hasta los 5 años.
Los padres pueden detectar esta enfermedad por la presencia de un brillo blanco en el ojo del pequeño, similar al brillo natural en los ojos de animales como los gatos o perros cuando están en la oscuridad. Para poder notar con mayor claridad este brillo se puede utilizar el flash de la cámara de fotos; si al tomarle una foto con flash al niño, se detecta que sus pupilas aparecen blancuzcas, puede deberse a un retinoblastoma. En ocasiones también se puede presentar dolor o enrojecimiento del ojo.
Según indicó el Dr. Siverio Zaffirio, existe la posibilidad de tratar el retinoblastoma con radiación, pero esto solo es posible cuando el tumor ha sido detectado de manera muy temprana, generalmente esto sucede cuando el menor visita al oftalmólogo por otra afección menor y se puede detectar el tumor. Sin embargo, en la mayoría de los casos esta patología se detecta en estado avanzado, por lo que es necesaria la extirpación del globo ocular. Aunque se trata de una situación difícil, es preciso llevarlo a cabo para evitar que las células cancerígenas avancen hasta el cerebro poniendo en riesgo la vida del infante.
Fuente: Diario Médico