El fenómeno El Niño (FEN), conocido principalmente por sus efectos extremos en el clima, también representa una amenaza significativa para la salud ocular. Durante estos eventos, las condiciones ambientales cambian drásticamente, generando un entorno propicio para el desarrollo de diversas afecciones visuales. Entre las principales causas se encuentran la exposición prolongada a la radiación ultravioleta (UV), la sequedad ambiental y la proliferación de microorganismos en aguas estancadas. Estas condiciones no solo afectan la calidad de vida, sino que también pueden llevar a complicaciones graves si no se toman las medidas preventivas adecuadas Los problemas oculares asociados al FEN incluyen queratitis actínica, conjuntivitis, úlceras corneales y carnosidad ocular. Cada una de estas afecciones tiene características específicas que la población debe conocer para detectarlas y tratarlas a tiempo. La queratitis actínica, por ejemplo, es una quemadura en la córnea causada por la exposición a radiación UV intensa. Este problema es común en personas que pasan mucho tiempo al aire libre, especialmente en superficies como el agua, donde la luz solar se refleja e intensifica. Sus síntomas incluyen ardor, enrojecimiento, dolor ocular intenso y lagrimeo.
Por otro lado, la conjuntivitis viral es una inflamación de la conjuntiva, la membrana transparente que recubre el ojo y los párpados. Su contagio aumenta durante las estaciones cálidas, debido a la mayor interacción social y las condiciones ambientales que favorecen la proliferación de virus. Entre los síntomas destacan el enrojecimiento ocular, picazón, sensación arenosa y secreción.
Las úlceras corneales constituyen una de las afecciones más graves asociadas a este fenómeno. Estas lesiones abiertas en la córnea pueden ser causadas por microorganismos como la Acanthamoeba, que prolifera en aguas estancadas. Las personas que usan lentes de contacto son particularmente vulnerables si nadan en piscinas o mares sin retirarlos. Los síntomas incluyen dolor intenso, sensibilidad a la luz, enrojecimiento y, en casos avanzados, pérdida de visión.
Finalmente, la carnosidad ocular o pterigión es una lesión caracterizada por el crecimiento anormal de tejido en la conjuntiva, relacionada tanto con la exposición a la radiación solar como con factores genéticos. Esta afección provoca molestias como irritación, lagrimeo, sensación de cuerpo extraño y, en casos avanzados, puede afectar la visión. Cabe destacar la importancia de adoptar medidas preventivas para minimizar estos riesgos. El uso de gafas de sol con protección UV y sombreros de ala ancha es fundamental para reducir el impacto de la radiación solar. Asimismo, evitar el contacto con aguas estancadas y no usar lentes de contacto durante actividades acuáticas son prácticas esenciales para prevenir infecciones graves como las úlceras corneales.
Para aliviar las molestias oculares causadas por sequedad o irritación, se recomienda el uso de lágrimas artificiales. Además, compresas de manzanilla fría pueden ser útiles para reducir inflamaciones leves. Finalmente, una higiene rigurosa, como el lavado frecuente de manos, es clave para prevenir la propagación de gérmenes que pueden causar infecciones oculares.
El FEN no solo altera el clima, sino que también representa un riesgo para la salud visual. La prevención es crucial para proteger la vista durante estos eventos climáticos extremos. Adoptar medidas simples pero efectivas puede marcar la diferencia entre una visión saludable y complicaciones graves
Fuente: Revista Médica