La capacidad de percibir y distinguir diferentes colores es fundamental en nuestra vida cotidiana, pues nos permite una mejor compresión del entorno; no obstante, pueden existir algunas enfermedades o factores de riesgo que afectan la percepción cromática.
La visión es uno de los sentidos más evolucionados, pues nos permite captar e interpretar información visual sobre luz, forma, distancia, posición, movimiento y; sobre todo, color. Gracias al sistema visual humano- que incluye los ojos y el cerebro- podemos tener una percepción cromática, con la cual somos capaces de distinguir de uno a diez millones de tonalidades aproximadamente. Básicamente, este proceso es posible por la mácula, una pequeña área de la retina, que nos permite ver con precisión formas y colores, ya que posee una serie de células denominadas, fotorreceptores.
Como destacó el doctor Juan Carlos Corbera, especialista de Oftálmica Clínica de la Visión a Bienestar de El Comercio, hay dos células especializadas, por un lado, los conos, que son los responsables de la visión de los colores y se divide en tres tipos, cada uno sensibles a diferentes longitudes de onda de luz: conos sensibles al rojo, al verde y al azul, mientras que, los bastones, son los encargados de definir los contrastes y tonalidades de grises en los ambientes oscuros. Sin embargo, hay algunas personas que presentan alteraciones significativas en los conos, motivo por el cual, tienen dificultades para reconocer ciertos colores.
¿Cuáles son las principales condiciones médicas que pueden causar dificultades en la percepción de los colores?
En concreto, las alteraciones en la percepción cromática pueden dividirse en dos tipos, las congénitas y las adquiridas. Las más frecuentes suelen ser las adquiridas, que son lesiones o enfermedades que afectan la retina, el nervio óptico o las estructuras oculares que pueden causar dificultades en la visión del color. Entre las patologías más comunes se encuentra la catarata- cambios en la transparencia del cristalino- que es considerada como la principal causa de ceguera reversible en el mundo, cuyos síntomas son la disminución en los contrastes y la alteración en la sensibilidad cromática, precisó Corbera.
“Una segunda causa es una inflamación de la mácula conocida como, la coriorretinopatía serosa central, la cual se produce, principalmente, en individuos que atraviesan por un estado de tensión, preocupación y estrés, de hecho, a raíz de la pandemia del Covid-19, los casos de este trastorno se han cuadruplicado en personas jóvenes. Asimismo, otra enfermedad adquirida es la degeneración macular relacionada a la edad, por lo que se va perdiendo de forma progresiva la visión central y la cromática”.
Por otro lado, están las causas congénitas, entre las que destaca el daltonismo, una patología que está presente desde el nacimiento debido a una anomalía genética en los conos, pues como refirió José Santos Espinoza, oftalmólogo de la Clínica Ricardo Palma, el gen del color se encuentra dentro del cromosoma X, razón por la cual, esta condición es más común en hombre, puesto que poseen un solo cromosoma de este tipo, a diferencia de las mujeres que cuentan con dos.
El daltonismo o acromatopsia es la falta total de percepción de los colores, pero a su vez, existen trastornos parciales de los colores conocidos, como discromatopsias, las cuales se dividen de la siguiente manera:
Discromatopsias |
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Protanopia: Los conos sensibles al rojo (cono L) están alterados, lo que resulta en una reducción en la capacidad para percibir este color. |
Deuteranopia: Ausencia de la percepción del espectro de color verde (cono M). |
Tritanopia: Esta se caracteriza por una alteración en los conos sensibles al color azul (cono S). |
¿Qué otras condiciones o factores pueden originar alteraciones en la percepción de los colores?
Hay ciertas enfermedades sistémicas que pueden afectar la percepción cromática, pues ocasionan una inflamación de la mácula, por ejemplo, la diabetes, la esclerosis múltiple, el Parkinson, el Alzheimer, la hipertensión arterial, el alcoholismo, entre otras. “De igual manera, algunos medicamentos pueden tener efectos tóxicos en los fotorreceptores de la retina y alterar la visión de los colores, como en el caso de los fármacos empleados para la arritmia, la malaria, la tuberculosis, las enfermedades autoinmunes o reumáticas (osteoporosis)”, señaló el médico de la Clínica Ricardo Palma.
¿Cómo se abordan médicamente las enfermedades congénitas?
En principio, como indicó Corbera, estas suelen ser diagnosticadas durante la primera infancia, etapa en la que los niños inician su vida educativa, por lo que se puede evidenciar estos problemas para distinguir las formas y colores. Ante dicha situación, es necesario que los padres acudan con sus hijos al oftalmólogo, en donde se les realizan una serie de pruebas visuales específicas, como el test de Ishihara y el test de Farnsworth.
“También se puede emplear el electrorretinograma o electrorretinografía, el cual es una prueba electrofisiológica que permite medir la respuesta eléctrica producida por las células retinianas sensibles a la luz, es decir, los conos y bastones, por lo que se evalúa que tanto el menor puede percibir las tonalidades. En definitiva, es importante recordar que, a partir de los 6 años, los niños tienen que pasar por una consulta oftalmológica obligatoria, justamente para poder realizar un diagnóstico precoz de la falta de percepción de cualquier color básico, tales como el rojo, verde y azul.”
Lamentablemente, al ser una patología congénita, en la cual las células que perciben los colores no se han desarrollado adecuadamente, por lo que no hay un tratamiento o cura, aunque existen algunas ayudas ópticas que pueden mejorar en cierta medida la calidad de la visión, siendo los más comunes unos lentes de contacto o anteojos especiales; sin embargo, no son útiles para todos los casos de daltonismo, expresó Santos Espinoza.
¿Existen algunas medidas preventivas para evitar el desarrollo de las enfermedades adquiridas?
Según Juan Carlos Corbera, en primer lugar, es crucial realizar un control oftalmológico anual; sobre todo, en pacientes mayores de 40 años, puesto que pertenecen al grupo etaria en el cual, las patologías oculares peligrosas comienzan a aparecer, como el glaucoma, la catarata y la degeneración macular. Adicionalmente, es necesario adoptar hábitos de vida saludable, que incluyan una dieta equilibrada, en la que predominen alimentos ricos en betacarotenos y vitamina A, como el brócoli, la zanahoria, la espinaca, la beterraga, el zapallo, entre otros. También debe considerarse el ejercicio físico regular y evitar el consumo de tabaco y de alcohol, con el fin de mantener una retina saludable y prevenir posibles alteraciones en la visión del color.
“Actualmente, existen algunas vitaminas y oligoelementos que ayudan a evitar que la mácula se degenere rápidamente, mientras que, para tratar el problema de la catarata, afortunadamente, se puede realizar una intervención quirúrgica que no dura más de seis minutos con la que el paciente puede recuperar la calidad visual. Con respecto a la coriorretinopatía serosa central, hay gotas que combaten la inflamación de la mácula o tratamientos a base de inyecciones intravítreas que resuelven de forma inmediata este problema”.
Fuente: El Comercio