Debido a la pandemia, son más las personas que se han visto obligadas a usar las videollamadas.
En diciembre del 2019, la aplicación de videollamadas y videoconferencias Zoom tenía 10 millones de usuarios. Cinco meses más tarde, durante la pandemia, esa cifra se elevó a 300 millones. Y es entendible: este tipo de herramientas ha permitido que muchas personas sigan trabajando y estudiando a pesar de las medidas de aislamiento.
Sin embargo, a un año de esta nueva rutina, se escucha con más frecuencia el término «fatiga por Zoom», que hace referencia al agotamiento físico y mental generado por intensas y constantes videollamadas o videoconferencias. ¿Cuánta verdad hay en esto?
-Un cerebro agotado-
El pasado 23 de abril, la revista «Technology, Mind and Behavior» publicó el primer estudio revisado por pares que analiza la fatiga por Zoom desde una perspectiva psicológica. De acuerdo a este trabajo, existen cuatro motivos principales detrás del agotamiento que deriva de las videollamadas. El primero hace referencia al estrés generado de recibir las miradas de todos los participantes de la videoconferencia, incluso si uno solo está oyendo lo que dicen otros.
El segundo motivo está asociado al verse en la ventana de la videollamada. Esto -indica el estudio- causa que uno sea más crítico consigo mismo y provoca fatiga y estrés. El tercero consiste en el movimiento muy limitado que uno puede hacer frente a la cámara.
El cuarto motivo hace alusión a la alta carga cognitiva que conllevan estas reuniones digitales. Por ejemplo, durante una videollamada uno debe estar pendiente de que su rostro esté en el rango de la cámara, si quiere decir algo tiene hacer gestos exagerados para ser entendido.
Según Vanessa Herrera, médica psiquiatra y terapeuta de familia del Centro de Investigación y Desarrollo en Salud Mental de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, la fatiga por Zoom puede provocar dolores de cabeza tensionales, incremento de problemas para dormir, aumento de dolores musculares, irritabilidad, sensación de estrés elevado. Y si la carga se vuelve muy intensa, podrían presentarse cuadros de ansiedad severos.
Para lidiar con este problema, Herrera recomienda hacer pausas activas cada hora en la cual uno trabaja de forma virtual, así como tener horas obligatorias de desconexión digital. La publicación «Harvard Business Review» aconseja apagar durante ciertos períodos la cámara de una videollamada si esta dura más de una hora. Y para los días en los cuales uno tiene varias reuniones digitales, lo más saludable es que estas duren 25 o 50 minutos. Acordar que se apague la cámara mientras uno no está hablando ayuda también a reducir la fatiga mental.
Respecto a la visión, el doctor Gerardo Arana, director médico de Oftálmica Clínica de la Visión, indica que es fundamental el parpadear para evitar la sequedad del ojo y que este se agote (12 parpadeos por segundo). Recalca también que si uno tiene que estar mucho tiempo frente a una computadora, cada 20 minutos debe alejar su mirada de la pantalla y mirar a una distancia de seis metros por 20 segundos.
Para tener en cuenta
- Límite de tiempo: Según un reporte realizado por el Microsoft?s Human Factors Engineering Group, en dos horas seguidas de reuniones consecutivas el estrés se acumula en el organismo.
- Simplicidad: Usar fondos sencillos, sin muchos objetos detrás, ayuda también a reducir la fatiga mental durante una videollamada.
Fuente: El Comercio